diumenge, 9 de juliol del 2023

Manolito de Linares III

 

- El señor Ahmed me dijo que, estaban por llegar sus parientes de España. Yo no conocía a nadie de su familia y recordaba conversaciones de la Manoli acerca de su hermana y no eran muy cálidas en lo tocante a los afectos. 
- Los conociste cuando llegaron? 
- Sí. Pero antes el Sr. Ahmed nos pidió si podíamos pedir a Latifa la muchacha que ayuda a la Juani, en las tareas de casa, que limpiase la mancha enorme de sangre seca y negruzca, que hubiera quedado en medio del piso de arriba. Mi Juani se puso de acuerdo con Latifa para la limpieza urgente del piso, la chica obediente al máximo debido a las connotaciones sociales de aquella tierra ni rechistó, estuvo tres horas y media para sacar aquella horrible mancha testigo siniestro del crimen que se había perpetrado hacia dos noches. La cuenta de la limpieza corrió a mi cargo, como siempre con el Sr. Ahmed, tan hábil para el escaqueo. Por la tarde llegaron la hermana y el cuñado de la Manoli, apenas estuvieron cinco minutos con nosotros y se pasaron todo el resto de aquel día encerrados en el piso. 
- Y de los asesinos qué? 
- Todavía no sabíamos nada lo que sí que nos enteramos a la mañana siguiente por boca del cuñado de la Manoli, que era bastante más tratable que su hermana era que el piso del asesinado Manolo no era de alquiler como el nuestro sino que lo había comprado el Sr. Ahmed solo hacia año y medio, debido a que encontraron una copia simple de la escritura de compra de aquel inmueble. La Manoli siempre tan misteriosa y tantas veces haciéndose la pobre y resulta que se había gastado los cuartos del plan de pensiones en este piso y ahora claro, les venía la enorme tarea, a los familiares del fallecido, hacer todos los pasos para poder vender el piso, aunque fuese malvendido y poder sacar los dineros para España, cosa muy difícil según las leyes de aquel estrambótico país. 
- Y qué más 
- Ahora viene lo bueno, nene. Al cabo de justo tres días, sí, antes del fin de semana nos llamaron de la comisaría central, no la que habíamos estado, la del barrio, tuvimos que ir a declarar otra vez sobre el asesinato. Nuestra gran sorpresa es que nos llevaron a una habitación y nos mostraron las fotografías de dos chicos morenos y con cara de hambre, uno mayor que el otro. Nos preguntaron si habíamos visto alguna vez estas caras o si les conocíamos. Yo soy muy despistado para los rostros, pero la Juani que es un lince para las caras dijo al momento que nunca había visto a aquellos chicos. 
- Y eran los asesinos? 
- Pues sí, por extraño que parezca, mi predicción era cierta. Habían sido dos y no uno. Resulta que el jovencito era el que ya había chuleado varias veces a la Manoli, se la follaba y luego le sacaba los cuartos. El primo de esta prenda que era algo mayor que él tenía una medio novia a bastantes kilómetros del pueblo, en Kenitra y en un arrebato de brandy, costo y locura estando en casa de la Manoli junto su primo menor de edad, este le corta la yugular al viejo, le roban el reloj, los dineros que había en la casa, las llaves del coche y se largan a Kenitra a ver la zagala del asesino mayor de edad. Un poema de absurdidad humana.
 - Qué bestias! 
- Nos dijo la policía que el autor material del crimen fue el pequeño menor de edad, solo 15 años. Esto aquí en España sería un atenuante y le quitaría muchos años de cárcel, allí no. Un crimen es un crimen y este chico como su primo, también tienen toda su juventud podrida en una de las cárceles desastrosas del vecino Marruecos. Quien se arriesga a acercarse a un muchacho de estas características físicas y morales en Marruecos, se lo ha de pensar muy bien, porque esto que le sucedió a la Manoli es muy frecuente allí, siempre silenciado para no espantar al turismo, gente como nosotros, que entre aquellos muchachos vivimos el simulacro de que nuestros cuerpos son todavía apetecibles y deseables. Ciegos estamos, porque no queremos ver que en un país donde hay pobreza y represión sexual lo que realmente apetece y es deseable por los chulos de Marruecos son los euros que llevamos en el bolsillo. 
- Menos mal que a vosotros no os ha pasado nada parecido. Y esto es todo? 
- A nosotros también nos puede pasar, porque allí puede pasar de todo, pero usando la cabeza ya es más improbable. Y para terminar te comento que la hermana de la Manoli todavía no ha podido sacar los dírhams del país, dírhams que le dieron por la venta del piso y de esto, han pasado ya cinco años.

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